El acontecimiento contó con la bienvenida por parte de Olivier Ramadour, Cónsul General de Francia en Barcelona y Francesc Terrón, director de la Fundación Barcelona Olímpica y con la presencia de los exsecretarios generales del Deporte: Gerard Figueras, Manel Ibern y Rafel Niubó; miembros del patronato de la Fundación Barcelona Olímpica: María Teresa Samaranch, Enric Truñó y Juli Pernas; el expresidente de la Fundación Barcelona Olímpica, Pere Alcober y la gerente del Instituto Barcelona Deportes, Susana Closa.
Joan Manuel Surroca, especialista en olimpismo y colaborador de la FBO; Pedro Hernández, experto en tenis y Aitor Lagunas, director de la revista Panenka fueron los encargados de contextualizarnos el París Olímpico de 1924.
La sesión también tuvo la colaboración de Maribel Zamora, vicepresidenta de la UFEC y responsable de la Comisión Mujer y Deporte, y Valentí Ambrós, historiador reconocido.
Durante la sesión, se puso un énfasis especial en los Juegos Olímpicos de París 1924, un acontecimiento clave en la historia olímpica, para ser el deseo de Pierre de Coubertin de hacer unos grandes Juegos en su ciudad para redimirse del fracaso de los Juegos de 1900.
Entre los aspectos destacados de estos Juegos aparece la creación de la Vila Olímpica, exclusiva para hombres, para acoger todos los deportistas y delegados, esta aparición pone de relieve la importancia que los Juegos empezaban a tener a escala mundial. También se abordó el tema del peligro de la participación de deportistas como tenistas o jugadores de rugby a causa de su profesionalismo, un problema que se resolvió años más tarde bajo la influencia de Juan Antonio Samaranch en Barcelona y la participación de deportistas profesionales como los jugadores de la NBA.
La Ceremonia de Inauguración fue otro tema de debate, donde se remarcó que las delegaciones no estaban obligadas a desfilar con ropa deportiva, permitiendo así mostrar su identidad nacional de manera más personalizada.
Otro aspecto notable de los Juegos de 1924 fue la gran participación de catalanes, que componían aproximadamente la mitad de la Delegación Española, hay que recordar que Barcelona había sido una de las candidatas para albergar estos Juegos. La presencia de la Delegación Española fue posible gracias a donativos y recaudaciones mediante fiestas y acontecimientos organizados por los varios clubes y asociaciones.
Este acontecimiento sirvió no solo para recordar los Juegos de París 1924, sino también para reflexionar sobre como estas experiencias pasadas continúan influyendo en el deporte contemporáneo. La sesión concluyó con la presentación por parte de Joan Manuel Surroca de su libro “París 1924: los Juegos de Coubertin”.