Además de su pasión por el deporte, Juan Antonio Samaranch tenía una gran afición por el mundo del coleccionismo.
En este ámbito, cabe destacar una de sus colecciones más peculiares: la de las castañas.
Era sabido que Samaranch acostumbraba a llevar una castaña en el bolsillo. El contacto con el fruto permitía a Samaranch relajarse en los numerosos viajes y discursos que realizaba.
Por este motivo, Samaranch recibió miles de regalos en forma de castañas en todos los países por los que viajó.
Un buen ejemplo es este trofeo en el que aparecen las cinco anillas olímpicas acompañadas de cinco castañas.