El Junior FC fue fundado en 1917 en la calle Caponata, 5, en el corazón del barrio barcelonés de Sarrià, por un grupo de amigos que los fines de semana se encontraban para jugar al fútbol en el jardín de Can Serrahima.
Los fundadores fueron los hermanos Chopitea (Josep Antoni, Carles, Enric, Josep y Grau), los primos Carroggio Socias (Josep A., Josep, Enric, Lluís y Ramon), los hermanos Hastings (Dunstan, Ciril y Antoni), los hermanos Serrahima (Maurici, Alfons, Joan, Josep Maria y Rafael), los hermanos Prat Piera (Lluís, Antoni y Francesc), Jordi López de Sagredo y Josep M. de Ferrater. El 1 de diciembre de ese año, aquel grupo de jóvenes, de entre diez y dieciséis años, constituyeron formalmente el Junior y eligieron su primera junta directiva, presidida por Maurici Serrahima Bofill.
Durante los primeros años de existencia, el Junior jugó en el campo de l’Olivareta, cerca del Torrent d’en Senillosa, en Sarrià. En 1931 alquiló unos terrenos al final de la avenida Diagonal, frente al Palacio Real, donde permaneció hasta finales de los años cincuenta, cuando, a consecuencia de la construcción de la zona universitaria, se vio forzado a marchar. En 1960 se trasladó a Sant Cugat del Vallès, donde desde entonces tiene su sede.
Con 60.000 m2 de superficie, el Junior es hoy en día uno de los mejores clubes deportivos del Vallès. Gracias al acuerdo con Fitnessalud, los cerca de 2.800 socios disponen de unas instalaciones modernas y confortables, donde pueden practicar su deporte favorito, disfrutar de los beneficios de los servicios de fitness y de spa y llevar a cabo una intensa vida social.
Actualmente, el fútbol, el hockey sobre hierba, el tenis y el pádel son los principales deportes que se practican en el club, con cerca de 1.400 licencias federativas y más de un millar de practicantes en las escuelas deportivas. Hasta quince deportistas del Junior han sido olímpicos en las disciplinas de atletismo y hockey sobre hierba, y han conseguido cuatro medallas de oro olímpicas.
El escudo del Junior se ha mantenido inalterable desde 1925, cuando un socio de la época, Santiago Goicoechea, ganó el concurso que se convocó para elegir el diseño.
